agosto 6, 2020

Las Enseñanzas de Ousman Umar en estas fechas de reflexión y desesperanza. Semejanza con nuestra experiencia de OLPC* en Africa

Alguien me envió en estos días uno de los s videos más impactantes que he visto en estos momentos de introspección y meditación profunda, producto de esta pandemia. Además del contenido, la narrativa del que lo expone es de singular simbolismo y profundidad. Ousman Umar, su narrador, no es un presentador cualquiera. Narra sobre su propia vida y experiencias. Nacido en Ghana, su madre muere durante el parto. La costumbre era matar al recién nacido también porque significaba un castigo de los dioses. Su padre, el Shaman, logra, por su importancia en la tribu, salvarle la vida. A los 9 años viaja a la ciudad grande y comienza allí un largo, tormentoso e increíblemente dramático peregrinaje que lo lleva a Libia en épocas de Gadafi. En la travesía por el “cementerio” llamado desierto del Sahara de 46 compañeros de viaje a pie desde Ghana, solo llegan a Libia 6 vivos

Ousman Umar

Y este es solo el comienzo de su calvario. Termina en una patera, como le llaman en el mediterráneo (aquí en la Florida los cubanos lo llaman “balseros” puesto que es lo más parecido a una balsa),  chocando contra los arrecifes en las islas Baleares de España sin saber nadar y petrificado del susto, luego de dos intentos fallidos donde en cada uno de los dos viajes, una de las dos pateras se hunde llevando al fondo del mar a sus 300 migrantes en cada viaje, es decir, unos 600 náufragos En cada uno de estos hundimientos donde murieron varios de sus amigos, se imaginaba yendo al fondo del mar sin saber nadar, en medio de la noche, con olas enormes. Pavor igual para alguien que no sabe nadar, debe ser imposible de imaginar. Es admitido en España, solo porque era menor de edad. A los 18 años, aún era analfabeta. No hablaba ni Catalán ni Castellano. Solo lenguas nativas de Ghana y un poco de Ingles, seguramente aprendido durante 4 años de horrorosa vida en Libia. Plasmó todo esto en un libro de venta mundial llamado “Viaje al País de los Blancos”. Y Tiene una fundación llamada Nasco (https://nascoict.org/. De aquí en adelante, los dejo para que lo descubran por si mismos de la misma manera impactante que lo descubrimos Cecilia y yo al escuchar su relato.  No podíamos creer lo que estábamos viendo y escuchando.

Véanlo en este enlace. Luego, pueden proseguir con mi relato, si así lo prefieren:

El tema principal de Ousman es el de “Alimentar la Mente, no el Estómago” y hacerlo en el lugar de origen, no al llegar al lugar de su migración forzada. En este caso, su lugar de origen era Ghana, su final, España y Europa en general.  

Su historia trajo a mi memoria experiencias que tuve en el país que más me impactó durante mis años al frente del proyecto One Laptop Per Child, Ruanda. Entregamos allí 750,000 laptops de los llamados XO. Y me impactó porque muchas veces pensé durante esos largos viajes a las aldeas que visitábamos para entregar los computadores, que alguno de esos niños el día de mañana podría ser alguien muy importante, es decir otros Ousman Umar, solo porque les habíamos otorgado la posibilidad de tener acceso, en calidad y cantidad, al mundo del conocimiento, vía esas encantadoras laptops que llamamos “las XO”. Ruanda quedó devastada luego del genocidio más cruel de los tiempos modernos, ocurrido entre 1992-93. En 89 días mas de 800,000 personas fueron masacradas a golpe de machete!. Si ustedes han visto la película El Hotel Ruanda, se darán cuenta de lo que quiero decir. El resultado final fue que terminó siendo el país con mayor número de huérfanos de Africa y con seguridad el mayor número de huérfanos per cápita tal vez del mundo. Algo inaudito en pleno final del Siglo XX.

Escuela de huérfanos en las afueras de de Kigali.

La persona a la que le tocó heredar todo esto fue al general vencedor de la contienda, y luego presidente, Paul Kagame, (otros dicen que dictador) quien comenzó por hacer un inventario de los recursos naturales con los que podía contar para reconstruir un país diezmado por  semejante tragedia y se dio cuenta de que no tenía acceso directo al mar, es decir puertos marítimos,  ni ríos navegables, ni agricultura extensiva ni la bendición-maldición de sus vecinos que tenían minas de diamantes, uranio, oro, gas, petróleo, todos estos factores conocidos en el mundo de los economistas expertos en desarrollo económico como básicos para poder sacar un país hacia el futuro. Se dio cuenta que su único verdadero recurso natural en abundancia era el cerebro de cientos de miles de niños(as) huérfanos. Decidió trabajar con ese recurso natural y hoy día Ruanda es considerada el Singapur de Africa.  

Con el Presidente Paul Kagame 2010.

Uno de nuestros ejecutivos en aquella época, Sergio Romero, encargado del proyecto en Ruanda, prácticamente adoptó un pequeño grupo de  4 chiquilines que merodeaban en uno de nuestros centros. Lo acompañé un par de veces a llevarles ropa y comida a ellos y a sus abuelos que vivian en una casucha en uno de los barrios miseria o favelas.

Con Shema, Erize, Bebesinho y Joseph, los 4 chicos “adoptados” por Sergio (en la foto).

Sergio llevaba maletas llenas de cosas cada vez que viajaba desde Miami a Kigali, la capital de Ruanda. Los chicos eran geniales. Inteligentes, despiertos, llenos de humor e ingenio. Sus abuelos, impedidos físicamente, eran cuidados por ellos. Le pedimos a nuestros “ejecutivos” locales, huérfanos también, de que los entrenáramos para que fueran ellos mismos, de la misma edad, los que ilustraran y enseñaran a los otros chicos, a usar los laptops. Son los mejores profesores, los de la misma edad y la misma condición. Logramos que fueran empleados en la Biblioteca  Central de Kigali, llena de computadores y una sala especial, para los XO.

Nuestros chicos adoptivos ayudando a otros nuevos a que le cogieran gusto a las XOs en la Biblioteca General de Kigali, totalmente digitalizada con fibra óptica

Una de las huérfanas a quien entrenamos,  Celestine Ishimwe, terminó siendo la directora de esa sección de la Biblioteca Central de Kigali, un edificio moderno, todo en fibra óptica de última generación. Venía de una villa tipo kibbutz llamada Agahozo, de huérfanos traumatizados por el genocidio, donde eran entrenados en rehabilitación social, financiado por una famosa filántropa Judía de NY llama Anne Heyman, (murió años más tarde en Palm Beach en una competencia de saldo de caballos). Su obra perdura allí, es sensacional y la visitamos varias veces.  

En el Kibbutz Agahozo de Anne Hayman, todos estos chicos y chicas son huérfanos traumatizados con PTSD (post traumatic stress disorder) tratando de que vuelvan a la vida civil rehabilitados, sintiéndose valiosos para la sociedad. Una obra bella, al estilo de Ousman Umar. Esta vez alimentando igualmente el intelecto y el cuerpo.

Un día, charlando con ellos, les preguntamos qué sería lo que más les gustaría ver o hacer. Para nuestra sorpresa, nos dijeron que querían ver un avión. Nunca habían ido a un aeropuerto ni ver un avión de cerca. Pusimos en marcha un plan y con los contactos de nuestros amigos en el gobierno comenzando por el Acalde de Kigali, conseguimos una entrada especial para un puñado de ellos al aeropuerto. La seguridad era tan grande que no sabíamos si podíamos hacerlo o no. Al llegar los llevamos a la heladería y cada uno se comió un helado de los grandes. No cabían de la dicha. Los llevamos a la sala de espera, y por las ventanas grandes veían los aviones estacionados muy cerca. Gritaban, saludaban por las ventanas, corrían. La policía vino a decirnos que los calláramos. Cómo hacerlo? En esas se apareció el capitán del avión que saldría en seguida y lo abordamos explicándole de que se trataba. Apenas los vio, nos dijo que entráramos de primero, antes de los pasajeros, pero que no los dejáramos corretear por el avión y que no tocaran nada. Ya se imaginan por la foto aquí incluida lo que sintieron. Habla por si sola.

Con Shema, Erize, Bebesinho y Joseph a punto de entrar al avión

Tuvimos varios empleados muy buenos. Casi todos huérfanos también. Eran ya chicos y chicas a comienzos de sus 20 años. Los entrenamos para que aprendieran el manejo de las XO, de su sistema operativo, de los diferentes programas especialmente uno llamado “Sugar”, el corazón del equipo, y de su aplicación estrella, el lenguaje LOGO bajo su nuevo nombre llamado SCRATCH. Gentes con una motivación y una mística por su trabajo impresionantes. Abnegados, dedicados. Era prácticamente lo único que tenían. Varias veces dormían en el lugar de trabajo. Hoy día tienen familia, trabajo digno, futuro y son ejemplo con sus otros conciudadanos ante el resto de Africa al formar un país donde impera la ley y el orden, donde hay transparencia en la conducción de los negocios, donde hay seguridad jurídica para la inversión extranjera y donde se puede salir por las noches a caminar por la ciudad sin temor a ser atracado. Hoy día, uno de ellos Sam, es Ministro!. Otro, Desire, trabaja para una fundación Italiana con mucho éxito, de los 4 chicos apadrinados por Sergio, uno está en la universidad y quiere ser comediante.


No hay nada más satisfactorio que ver la cara de alegría, la ilusión de un futuro mejor y la esperanza reflejada en sus ademanes corporales, como la de estos 4 chicos con “fuego en las entrañas”.

Lo que Ousman Umar relata en su video y en su libro, lo vivimos nosotros en cierto modo al haber concentrado nuestro trabajo precisamente en lo que él expresa en su fundación: dar de alimento al cerebro, más que al estómago, y hacerlo en el lugar de origen. De esa manera no solo le evitamos a millones de criaturas que emigran “al país de los blancos” atravesando ese cementerio infernal llamado el desierto del Sahara, los atropellos, abusos, martirios y maltratos a los que son sometidos, sino que llevamos la esperanza al lugar de origen. Asi, mejoramos también las condiciones de vida no solo de esos chicos y chicas inteligentes y capaces, pero insatisfechos sino que por su intermedio y su inteligencia se convierten en los verdaderos agentes de cambio y redentores de sus sociedades respectivas.

Rodrigo Arboleda -Agosto 6 2020.

* OLPC = One Laptop Per Child.

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Rodrigo Arboleda

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