septiembre 9, 2020

Capitulo I

Todas las fotografías de este blog son incluidas con fines educacionales y sin ningún interés monetario en mente.

Quién se hubiera podido imaginar que una repentina llamada de mi tío Najeeb Halaby, primo hermano de mi mamá Alice, hubiera resultado en una de las más interesantes aventuras de nuestra vida.

Corría el año 1987. Fin del invierno. Con voz picaresca me preguntó si teníamos algo que hacer en Octubre de ese año. Como buen Latinoamericano, a duras penas yo tenia visualizado qué demonios íbamos a hacer al día siguiente. La mentalidad de “Swedish Planning”, cultura que para poder sobrevivir los impresionantes fríos de sus inviernos tienen que planear con casi un año de anticipación en Escandinavia y en países nórdicos, no había permeado todavía en nuestra mente, a pesar de que ya llevábamos 10 años viviendo en los EEUU. Le dije que no sabía, que por qué me preguntaba. Me contó que era miembro de la junta directiva de World Wildlife Foundation o WWF y que en una cena para recaudar fondos para la institución, había subastado un paquete de safari fotográfico para dos personas por un mes a Kenia y Tanzania, elaborado por la empresa de Abercrombie & Kent, el grupo mas importante de safaris de lujo, cuyo dueño Geoffrey Kent era también miembro de la Junta directiva de WWF. Me adelantó que en dicha subasta había pujado hasta quedarse con el paquete. Pero, como siempre, un par de noches más tarde, pensándolo bien, a sus 72 años él y su mujer Allison no estaban para un safari de todo un mes y por lo tanto habían negociado el cambiarlo por un safari de dos semanas pero para 4 personas. Me preguntaba si Cecilia y yo quisiéramos ir invitados por ellos. Ya se imaginarán las décimas de segundo que me demoré en decirle que a dónde firmábamos. Reacción instantánea. “Of course, Yes!” Si señor.

Continuó con su sonrisita medio maliciosa. Le parecía fenómeno que fuéramos. El viaje, programado para Octubre de ese mismo año, coincidiría entonces con una delegación de miembros de la junta directiva de WWF que tenían que ir a inspeccionar una solicitud de donación de una señora que tenia el rebaño más numeroso de rinocerontes blancos en Kenia y estaba agobiada por el costo que le implicaba el cuidarlos con una tribu Masai por su cuenta, para evitar que los cazadores de cuernos de rinocerontes, llenos de codicia por la moda de usar los cuernos para conformar las cachas de las dagas árabes y asiáticas, esas que son medio curvas, acabaran con los animales para venderlas. Igualmente porque le atribuían en China poderes afrodisíacos importantes. Najeeb y tres miembros de junta más deberían validar si la solicitud, por un par de millones de US $, debería aceptarse o no. Nos invitaba igualmente a esa visita de dos días y luego tomaríamos el safari por Kenia y Tanzania. Mi esposa Cecilia no se daba cuenta de lo que yo estaba hablando. Me escuchaba sin saber qué era lo que estaba pasando para que yo me viera tan entusiasmado y yo, tapando la bocina del teléfono medio le indicaba que íbamos para Africa invitados a un safari y la quijada se le iba abriendo a ella más larga que la mía. No podíamos creer semejante invitación. Le dije, que estábamos listos y super agradecidos por semejante paseo. Me dijo que le encantaba la idea, pero que había algo más que me quería preguntar e invitar, todo esto, con esa medio risita nerviosa de un chico malo que no sabe como contar una pequeña travesura. Le pregunté qué era. Me contó entonces algo que yo no sabía todavía sobre su trayectoria de vida.

Najeeb con el Presidente Kennedy inaugurando el Dulles Airport desarrollado mientras Najeeb era el director de la FAA . Foto archivo Bettman. Reproducida sin fines de lucro.

Me confesó que había sido muy amigo de Charles Lindbergh por haber sido los dos ávidos pilotos, desde la época en que Najeeb era piloto de prueba de la marina americana y Lindbergh había completado su famoso viaje solitario en su avion, el Espíritu de San Luis, hasta Paris.

Ruta que Lindbergh siguió para volar desde USA a ParísRuta que Lindbergh. Foto reproducida sin fines de lucro, solamente ilustrativa.

Me dijo que Lindbergh era quien lo había llevado a la junta de PanAm y que había empujado para que lo hubieran nombrado presidente de dicha empresa., un par de años más tarde.

Najeeb esn sus epocas de CEO de Pan Am. -Foto Truman Library- foto utilizada como ilustración solamente, sin fines de lucro.

Ajá, me decía yo para mis adentros, y todo esto cómo encaja en este viaje?  Y fue allí cuando me soltó ese pequeño “detallito”: “…Roderi, (su versión en Ingles del “Rodri” que escuchaba de Cecilia), yo siempre he querido volar hasta Europa manejando mi avión pues siempre me picaba la curiosidad sobre el viaje de Lindbergh y me pregunto si quieren ir con nosotros hasta Kenia desde Washington, via Europa y Amman, Jordania, en el avión con Allison (su esposa) y conmigo!. Yo miré el teléfono sin saber si esto era un sueño, una burla, una bendición o una pesadilla. A estas alturas del partido ya no sabia si morirme de la dicha o del susto, de la emoción, o quizás del terror. Le pregunté si llevaríamos otro piloto. Me dijo que él le había enseñado a su esposa Allison a aterrizar el avión en caso de emergencias, y que me proponía que me enseñaría a hacer lo mismo a mi!. Se apresuró a recordarme que él había sido instructor de vuelo en la segunda guerra mundial y que tenia que certificar pilotos para enviarlos al frente de guerra en menos de dos días o tres. Yo creí, sinceramente, que me estaba tomando el pelo. Le dije que si no sabía que yo nunca había manejado un avión. Me dijo que yo seria por lo pronto el “navegante”. Que me iba a enviar un manual de un aparato llamado un “Loran C”, que era lo ultimo en guarachas en materia de navegación, pues el había sido entrenado en navegación por sextante y por radio ayudas solamente. Que acababa de comprar el aparato y que se lo estaban poniendo a su avión, un Piper Cheyenne II, turbo prop, al cual le estaban acondicionando tanques de combustible extra en las puntas de las alas, y le estaban poniendo un asiento-toilette atrás que, con una cortinita para crear privacidad, se convertía en un rudimentario toilette.

Najeeb al mando de uno de los muchos aviones que piloteó . Foto rwf2000.com –
Foto utilizada como ilustración solamente, sin fines de lucro.

Yo seguía mirando el teléfono sin saber qué pensar, Cecilia me seguía haciendo señas sin saber la conversación qué rumbos estaba tomando, no se si veía la palidez en mi cara o si me veía sonrojado, pero cada vez la intriga era mayor.

Me contó que la idea era salir de Washington rumbo a la Península de Labrador, a una ciudad llamada Goose Bay, dormir allí, y a la mañana siguiente volar muy temprano,  en la madrugada, a Islandia a repostar combustible,  y ese mismo día seguir a Londres, llegando al anochecer. Allí la idea era descansar dos días visitando a su hija, la Reina Noor de Jordania, conocida en su vida de soltera como Lisa Halaby, en su casa de Londres, y luego seguir via Nápoles hasta Amman, donde descansaríamos tres o cuatro días. Noor y su esposo el Rey Hussein estarían igualmente de regreso para esos días en Amman. Posteriormente, saldríamos a Cairo, Kartoum, Adis Abeba, para llegar a Nairobi. Allí, proseguía este increíble relato, nos juntaríamos con los otros tres miembros de junta directiva de WWF y luego de un par de días, iríamos a la hacienda de la señora solicitante de la donación, y concluida la visita, comenzábamos nuestro safari en el Serengueti y en el cráter del Gorongoro en Tanzania. Yo, ni me sabía todavía la geografía de dónde demonios quedaba el Serengueti y, mucho menos, el cráter del Gorongoro!

Quedé, para no quedar muy mal, en consultarlo con Cecilia y llamarlo de regreso. Colgué el teléfono y me quedé estupefacto. Cuando le conté a Cecilia, no sabíamos si reír o desmayarnos del susto. Y en una de esas decisiones que solo una juventud irresponsable puede justificar, decidimos que una experiencia de estas no se podía desperdiciar y que por lo tanto le avisaríamos que si lo hacíamos. Así lo hice. Y comenzó entonces todo un preparativo y expectativa impresionante.

Recibí a los pocos días el famoso manual de operación del Loran C, que me sonaba más a Chino que a nada. El me dijo que tampoco lo había usado y pensaba yo para mis adentros que este señor de 72 años todavía tenía la frescura mental y la curiosidad infantil como para pensar en estas cosas, para sentarse a ver cómo era que funcionaba este nuevo artefacto y para querer emprender semejante aventura que demandaba muchísima disciplina y concentración.

Yo leía el bendito manual y no entendía ni pío. Lo llamaba por teléfono y juntos íbamos digiriendo página por página cómo era la combinación de radio ayudas, de compás, de una serie de estaciones costeras que se crearon para transmitir una serie de señales que por medio de triangulación complementaban una manera de posicionarse y medir progreso en la ruta, mucho más avanzado de lo que hasta ese momento se conocía. Ni para que decir que la palabra GPS no estaba aún en el diccionario.

Esta es la avioneta similar a la que volamos, la 777NH. Foto utilizada como ilustración solamente, sin fines de lucro.

A las pocas semanas me invitó a ir con el a Lakeland, en Florida, a la fábrica Piper, de cuyo CEO era muy amigo, a tomar varias horas de simulador de vuelo, y a la Flight Safety Foundation, en esa misma ciudad  donde tenían métodos mas sofisticados de entrenamiento, porque para este viaje, necesitaba pasar varios exámenes adicionales, más rigurosos. Daba la casualidad, de que él había sido uno de los fundadores de dicha fundación y había sido por muchos años, miembro de su junta directiva. Me recogió en Miami y volamos a la Piper donde vimos una fábrica de aviones que pasaba, como las otras como Cessna, problemas financieros porque después de la crisis del 82 no habían logrado recuperarse del todo. Me invitó a entrar en un par de veces en la cabina de los simuladores tanto allí como en la Flight Safety Foundation, y lo veía salir enjuagado de sudor por lo demandante de los exámenes, pues simulaban prácticamente todas las posible eventualidades de turbulencias, fallas en los motores, aterrizajes de emergencia, pérdidas de instrumentos, de sistema hidráulico, etc. Con el paso de las semanas y los meses, no sabíamos Cecilia y yo si esto había sido una decisión sabia, presentíamos que no, mejor dicho, sabíamos que no, pero no nos atrevíamos a dañarle el sueño que durante tantos años había acumulado de emular a su amigo y héroe, en una travesía de estas.   

Este es el interior del simulador que usamos, pues es una réplica exacta del avión que iríamos a utilizar- Foto Piper Corporation. Usada sin fines comerciales

Se llegó, finalmente, el momento de salir de viaje. Volamos Cecilia y yo a Washington y durante casi todo el día siguiente me llevó al avión para mostrarme lo que le habían hecho para mejorar la autonomía de vuelo, el famoso toilette, el Loran C instalado, las cartas de navegación, la ruta a seguir, las horas, millas, alturas recomendadas para ciertos pasajes por los vientos del “Jet Stream”, etc. No podíamos llevar mucha ropa, solo unas bolsas (tulas) con la ropa necesaria, y pusimos las bolsas en la trompa del avión y en la parte de atrás para que el peso y balance del avión estuviera bien calibrado con anterioridad.

El próximo capitulo, el Viaje Imitando a Linbergh, (sort off- como dicen en Inglés).   



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Rodrigo Arboleda

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